Obrador de Gaia nace de una búsqueda que comenzó hace 14 años. Entonces, Pedro tenía 36 años, Mayte 33 y Claudia, nuestra hija, tenía 7 años.
En aquel momento de nuestra vida sentíamos la necesidad de
salir, estar en contacto con la naturaleza, observar y contemplar, de no medir
el tiempo, de disfrutar de una comida en una mañana lluviosa de primavera
dentro de nuestro coche, de oír el rumor del agua chocando con las piedras
formando cascadas, de aspirar el aroma que desprendían las flores del tomillo
cuando el sol las calentaba, de admirar la belleza sencilla de ranúnculos y
margaritas y tantas flores silvestres que nos enseñaban que la grandeza reside
en lo sencillo.
Esta inspiración la sentimos en distintos pueblos de la
comarca sayaguesa: la Ribera de Pereruela, Cozcurrita, Fornillos, Pinilla de
Fermoselle, Fariza, Mámoles, Moralina, Villadepera y un día llegamos a
Villardiegua de la Ribera. Ahí sentimos algo todavía más especial, como si
supiésemos que en ese lugar tendríamos que dar mucho de nosotros mismos.
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